La Nueva Orden (2ª parte)

[...] La sala lucía muy bien en su conjunto. Unas mesas grandes y elegantes acogían por doquier a un colosal número de espectadores que miraban ansiosos la tarima de presentaciones. Todas las paredes, cubiertas con mármol negro, iluminaban la estancia con candelabros fijos de luces que parecían demasiado potentes para ser fruto de una simple consumición natural. En medio del techo colgaba una gigantesca lámpara de araña que contribuía a aumentar la tenue iluminación del lugar. Jóvenes cofrades engalanados servían cortesmente sangre de carnero a los invitados en copas de fino cristal. El murmullo general se apagó de pronto y las llamas que se consumían en las velas se hicieron más tenues a una señal invisible. Acogido por aplausos, el delgado Líder hizo su aparición, acompañado por el jóven Kharhex, Damshe y Grynzag. Tras subirse a la plataforma, los aplausos cesaron y un pesado silencio lo inundó todo. El Líder ocupó un primer plano, mientras que el resto formaron una hilera detrás de él. Tras varios segundos de reflexión, su gurgutal voz hizo presencia.
"Existen pocos días en la historia de una vida que su poseedor pueda considerar prósperos y felices. Quien diga lo contrario miente, incluyendo ricos y poderosos cuyo organismo tiene que hacer un esfuerzo sorehumano por levantarse cada día. Y eso, señores, no es felicidad. Felicidad es, sin embargo, lo que yo experimento ahora, en estos precisos momentos, felicidad de saber que mi decisión es acertada; felicidad de que una nueva mano se une a las que tiran por elevar cada vez más alto el potencial de nuestra Nueva Orden. Me siento orgulloso de permitir que esta nueva ayuda venga de uno de mis grandes discípulos, cuya confianza me ha demostrado inquebrantable a lo largo de tantos años como lo he instruido. Tras el ritual celebrado ayer al que asistí junto con los dos ya veteranos inquisidores segundos, tengo el placer de presentarles a un tercero, un joven que, ante los dioses oscuros juro, aportará importantes dosis de su talento a nuestra cofradía."
Sin más preámbulos, el Líder hizo avanzar a Kharhex hasta situarlo en primer plano con él. A continuación, el recién nombrado mostró su antebrazo. Pequeños arrollos de sangre recorrían su piel, nacidos del símbolo de cinco puntas de la hermandad que había sido grabado de alguna forma no demasiado agradable. Los aplausos volvieron a alzarse en el auditorio y con un gesto, el Líder propuso un brindis general.
"Para que la Nueva Orden se encare ahora a tiempos prósperos, de batallas ganadas y miembros leales. Salud."
Una música de suma brutalidad se elevó poco a poco y los invitados perdieron el control. Como era de costumbre en sus reuniones y sus plegarias, no faltó el sexo ni la bebida en ningún momento a partir de entonces. Y es que las fiestas a los malignos tenían esas peculiares características. Con una ovación, los protagonistas de la reunión incluyendo el grandioso Líder, saltaron para unirse a aquella fiesta perversa. Sólo Kharhex quedó un tiempo mayor reflexionando y observando. Ahora que había adquirido el cargo, podría saciar su curiosidad hacia todas aquellos aspectos de la Orden que hasta ese momento, como cofrade, no le habían sido desvelados. Sin duda sería un cargo muy prometedor. "Realmente merece la pena formar parte de esto" -pensó con una media sonrisa mientras observaba a Grynzag haciendo cosas obscenas en muy buena compañía. En tan solo unos segundos saltó de la plataforma para unirse al festejo [...]